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martes, 29 de julio de 2014

Otro viejo en el mar - Capítulo 1

En esta barcaza rodeada de agua cristalina mi vida no parece tan complicada. Ni tan interesante. Con el reflejo del horizonte en el fondo de mis pupilas el sufrimiento físico, y el otro, el que más tarda en cicatrizar, el emocional, toman una relevancia insignificante en mi destino como ser humano. Como si nada de lo que he visto a lo largo de estos dos tercios de siglo fuese realidad. Como si en un abrir y cerrar de ojos el cielo pudiera merendarse al mar y decir, de forma súbita y tajante: “Ya he tenido suficiente”. 

Pero el cielo sigue callado. La tarde avanza y el sol amenaza con esconderse entre las montañas que se erigen como guardianas de la tierra. Nos hemos acostumbrado a dormir sin más, tomando el ciclo solar con tal naturalidad que nunca pensamos en su lógico final. Pero todo se acaba. A veces me gusta pensar en que quizá no vuelva a amanecer. Otras, la simple idea de agradarme tal pensamiento me crea temor hacia mí mismo. Por suerte, mañana volverá a salir el sol.