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miércoles, 20 de agosto de 2014

Otro viejo en el Mar – Capítulo 4

21:30 del 6 de enero de 2011. A mis recién cumplidos 20 años me embarcaba en la búsqueda del sueño más ambicioso que perseguí nunca: un mundo justo e igualitario. Mi vida siempre ha sido una sucesión de sueños por cumplir. Siempre fui a por ellos, nunca dije ‘no’ a seguir una ilusión, y eso me ha costado mucho. No estoy arrepentido, si bien sé que de haber elegido otra forma de vida ahora tendría una existencia más cómoda y quién sabe si mejor. 

Lo que sí sé son la fecha y hora exactas del vuelo que cambió todo. Guardo ese billete con cariño, muy a pesar de lo que acabaría significando una década después. 47 años más tarde, una gran parte de mí comprende y ama mi aventura; otra aún imagina cómo habrían sido las cosas si no hubiese dejado todo atrás. No puedo evitar pensar en qué hubiera pasado si esa última caricia no hubiese sido -y siguiese siendo- su última caricia. Si mis padres me hubiesen puesto algún impedimento. Si hubiera ahorrado menos dinero del necesario para subirme en aquel vuelo de ida. No recuerdo qué se me pasó por la cabeza entonces, sí que lo único que hice fue agacharla, decir adiós y dejar atrás todo entre lágrimas. Unas lágrimas que confiaba en transformar en igualdad y justicia; en socialismo. Unas lágrimas que costaría mucho tiempo secarme.

miércoles, 13 de agosto de 2014

Otro viejo en el mar – Capítulo 3

Mi paso por la universidad fue muy pasajero. Se cumplía la primera década de siglo y, por raro que pueda parecer, la educación universitaria no estaba restringida a los hijos de la clase alta. Los jóvenes de por entonces considerábamos un derecho el acudir a las facultades. Luchamos por ello. Más bien, lucharon. Quizá tuvimos lo que nos merecimos. Quien no hace nada, merece menos; y hubo muchos que no hicieron nada. Siempre me dieron pena los que, a pesar de darlo todo, no obtuvieron más premio que la derrota. Sin embargo, ellos, con su lucha, consiguieron una paz interna que yo tuve que buscar lejos de donde un día soñé conseguirla.

El mundo acababa de entrar en una crisis económica capitalista que hizo que todos los cimientos de los países ‘desarrollados’ se vinieran abajo. Aumentó el desempleo, la precariedad y la pobreza en todo el globo capitalista; sistema del que se salvaban pocos estados concentrados en su mayoría en América Latina. Los gobiernos comenzaron a utilizar el dinero público para rescatar bancos privados. Los mismos bancos que echaban a personas de sus casas por no tener dinero para poder pagar la hipoteca. Las grandes empresas privadas controlaban los gobiernos. El liberalismo se fortalecía. La fantasma clase media –término usado para engañar al trabajador y darle esperanza de convertirse en millonario- cayó. En un sistema tambaleante la brecha entre ricos y pobres se hizo aún mayor de la existente hasta entonces. 

miércoles, 6 de agosto de 2014

Otro viejo en el mar – Capítulo 2

Salió el sol. Toda buena historia debió empezar así, aunque imagino que el comienzo de una mala historia no debe variar demasiado. El ciclo solar me esperanza y desesperanza a la vez, aunque sí es verdad que en medio del mar el sol es un amigo. Suyo es el único ‘buenos días’ que recibo; sin saber nunca si los días van a ser buenos o malos. Sin importar si su noche fue buena o mala. Sin importar realmente nada.

Miro al cielo y casi puedo encontrar tranquilidad de no ser por los satélites que, muy a lo alto, cada cinco horas, hacen su ronda para tener controlado todo metro cuadrado que existe en sus países ‘desarrollados’. El humano ha acabado destruyendo la intimidad. En cierto modo me alegra pensar que eso no siempre fue así. La alegría se torna en rabia cuanto más pienso en ello. Me calmo, merezco descansar. Al fin y al cabo, ya no tengo nada que esconder.